martes, 22 de noviembre de 2011

Lectura 3. “Introducción al Anti-During” Manuel Sacristán


Qué es una concepción del mundo

Una concepción del mundo es una serie de principios que dan razón a la conducta de un individuo. No se trata de un conocimiento ni de un saber. No es necesario que el sujeto se lo plantee explícitamente, sino que se conciben los hechos de la naturaleza como acciones particulares de la relación entre los hombres.

La vida cotidiana la interpretamos muchas veces como una serie de creencias implícitas, inconscientes en su mayoría. Pero hay que saber, que esas creencias están explícitas en la cultura de la sociedad en la que vivimos. Esa cultura contiene un conjunto de afirmaciones acerca del mundo físico y de la vida.

La parte teórica y la parte práctica están relacionadas a través de un sistema de juicios de valor: el sentido de la vida y de la muerte, existencia o no de unos principios espirituales como causa del mundo, etc.

Pero la existencia explícita de una concepción del mundo en la cultura de la sociedad no permite conocer cuál es esa concepción del mundo en esa sociedad, pues posee un carácter sobreestructural. Es decir, no es un reflejo directo de la realidad social y natural que se vive.

CONCEPCIÓN DEL MUNDO Vs. CONOCIMIENTO CIENTÍFICO POSITIVOà principal problema planteado por el Anti-During.

Para estudiar las relaciones entre concepción del mundo y ciencia positiva, basta con atender a los aspectos formales de ambas:
-          Tradición grecorromana: concepción del mundo muy concentrada y consciente, en forma de credo o de sistema filosófico. Característica del S.XIX. Esta filosofía como sistema vio arrebatados todos sus campos por las ciencias positivas, y acabó por ello intentando “salvarse” mediante un repertorio de supuestas verdades, superiores a las de toda ciencia.
-          Para Platón y Hegel: esta filosofía de sistemas pretende dar de sí por razonamiento el contenido de las ciencias positivas. De esta forma, su concepción del mundo quiere ser un saber, un conocimiento real del mundo, con la misma positividad que el de la ciencia. Esta pretensión fracasó hacia mediados del S. XIX, con la disgregación del sistema filosófico de Hegel.
-          Hegel: pretendió desarrollar mediante afirmaciones materiales la verdad del mundo. Debido a estas afirmaciones, la filosofía sistemática acaba por caducar, según Engels.

¿Por qué se acaba la filosofía sistemática?

La causa principal es la definitiva y consciente constitución del conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna. 
Conocimiento caracterizado por su intersubjetividad y por su capacidad de posibilitar previsiones exactas.  Las tesis de la vieja filosofía sistemática, de los dogmas religiosos, carecen de  estos rasgos. Y como esas rasgos dan al hombre una seguridad y un rendimiento considerables, el conocimiento científico positivo va destronando al pensamiento de la filosofía sistemática tradicional.

En ocasiones, la falta de conocimiento positivo en la concepción del mundo es necesaria, pues contiene afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por los métodos del conocimiento positivo (verificación o falsación empíricas) y la argumentación analítica (deductiva o inductivo-probabilitaria). 
Por ejemplo, una auténtica concepción del mundo debe contener enunciados acerca de la existencia o no de un Dios, finitud o infinitud del universo, etc.

Una concepción del mundo que tome a la ciencia como único cuerpo de conocimiento real se encuentra visiblemente por delante y por detrás de la investigación positiva:
-Por delante porque como visión de la realidad inspira la investigación positiva misma.
-  y por detrás porque intentará construirse de acuerdo con la marcha y resultados de la propia investigación positiva.

LA CONCEPCIÓN MARXISTA DEL MUNDO. Dos principios fundamentales:

1.       El materialismo.
Llamada por Engels “concepción comunista del mundo”, está movida por la aspiración a terminar con la obnubilación de la consciencia.
Se trata de una concepción del mundo explícita. La liberación de la conciencia presupone la liberación de la práctica, de las manos. 
Un segundo rasgo supone que la concepción marxista del mundo no puede considerar sus elementos explícitos  como un sistema de saber superior al positivo. El nuevo materialismo no es una filosofía, sino una nueva concepción del mundo, que tiene que sostenerse en ciencias reales.

Esta formulación de Engels supone la concepción de lo filosófico, no como un sistema superior a la ciencia, sino como un nivel del pensamiento científico: el de la inspiración de investigar y reflexionar sus resultados.
Esta fórmula afirma que no hay conocimiento “aparte”, por encima del positivo. De la misma forma que para el marxismo no hay filosofía, sino filosofar.

“La explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, en el mundo, y no en instancias superiores al mundo”. àInmanentismo”. Este principio es la base del hacer científico, y de la concepción marxista del mundo, el cual perdería todo el sentido si admitiese la acción de causas no-naturales, destructoras de la red de relaciones (leyes).

2.       La dialéctica:
Este principio no se inspira tanto en el hacer científico-positivo, sino en las limitaciones del mismo. Un estudio del lugar de la dialéctica en el pensamiento marxista exige un corto rodeo por el terreno del método de la ciencia positiva.La ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de una metodología analítico-reductiva. Su eliminación de factores irracionales en la explicación del mundo procede a través de una reducción analítica de las formaciones complejas a factores menos complejos.

La reducción de fenómenos complejos a nociones más elementales permite penetrar material y eficazmente en la realidad, porque posibilita el planteamiento de preguntas muy exactas. Por otra parte, el análisis reductivo posibilita a la larga la formación de conceptos más adecuados.

El campo del pensamiento dialéctico es precisamente el de las totalidades concretas. La concepción del mundo tiene que dar de sí una determinada comprensión de las totalidades concretas, y entender las concreciones reales, aquello que la ciencia positiva no puede recoger.

Así, la dialéctica materialista consiste en recuperar lo concreto sin hacer intervenir más datos que los materialistas del análisis reductivo.

“El alma del marxismo” según Lenin es esto mismo, el análisis concreto de la situación concreta.

De esta forma, el universo como totalidad no puede pensarse en términos científico-positivos, sino dialécticamente, sobre la base de los resultados de ese análisis.

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